Larissa Koroleva nació en Rusia hace 61 años y vive en Quito desde 1999, cuando llegó a la ciudad junto con su esposo (fallecido), quien consiguió un trabajo en los talleres de la Empresa de Pasajeros.
“Como yo ya estaba acá, también necesitaba tener un trabajo. Ahí ingresé a la empresa hace 23 años”, cuenta la funcionaria, quien llegó también con su hijo, Vasily Korolev, cuando él apenas tenía 14 años, lo que le impulsó a combinar “con mucho amor” su profesión con su noble labor de madre. Años después, Vasily amplió la familia al casarse con una ecuatoriana, con quien tiene dos hijos.
Larissa es parte del área de fiscalización de la institución municipal. “Empecé en recaudación, pero como tengo el título de economista comencé a trabajar en fiscalización, me gusta mucho trabajar en esta empresa”, expresa esta dama rusa, quien aclara “¡ya soy ecuatoriana!”, con una permanente sonrisa en su rostro, que parece ser la marca de una personalidad jovial que le acompaña a todas partes, tanto en el trabajo como en su hogar, donde celebrará el Día de la Madre, junto con su hijo, su nuera Lorena y sus nietos Stanislav y Yaroslav.
Al igual que Larissa, varias funcionarias combinan día a día su labor profesional con la labor de ser madre, como Raquel Jacho, de 46 años, especialista de mantenimiento, quien se vinculó hace 22 años a la Empresa de Pasajeros.
“Trabajar en la Empresa de Pasajeros es un orgullo, al saber que movemos a Quito todos los días, es algo que me llena y satisface”, dice la mamá de Mia, Emma y Darío, quienes son el motor para impulsar a su progenitora. “Es cuestión de equilibrio, ellos saben que todos tenemos actividades y obligaciones en la casa para tener una convivencia adecuada”, sentencia Raquel.
Asimismo, Lourdes Saavedra, de 59 años, quien trabaja hace 19 años en el área de recaudación de la Estación Ecovía – Río Coca, cuenta muy emocionada que recién logró emprender un negocio junto con uno de sus dos hijos, para vender desde pinol hasta los tradicionales helados de sabores de su natal Salcedo en el “Pub Ambateñito”, entre otros productos, en el local ubicado en Chimbacalle.
Por otro lado, Daaddy Sánchez, de 48 años, llegó a Quito desde su ciudad, Machala, hace 31 años. Y hoy es parte del área de operaciones, pero también es madre de dos hijos, Mateo de 23 años e Isaac Sebastián de 14, con quienes prepara un día especial para celebrar el domingo.
“Un saludo especial a mis compañeras que nos desempeñamos en esta hermosa empresa. Debemos sentirnos orgullosas de trabajar en este lugar, que es nuestro segundo hogar, que nos da la oportunidad de servir a la ciudadanía”, acotó Daaddy, quien está comprometida con realizar un trabajo sobresaliente para impulsar el servicio del transporte municipal, al igual que Patricia Aragón, de 37 años.
Patricia, madre de tres chicos, es conductora de la Ecovía. “Como trabajadora y como madre hay que disfrutar cada momento”, señala la experta del volante, quien confiesa que a sus hijos “les encanta” su profesión. “A veces tomo fotos y les gusta ver que su mami es una conductora” de un bus articulado.
En ese sentido, cabe mencionar que la Empresa de Pasajeros impulsa el proyecto ‘Mujeres Conductoras’, que promueve la inclusión de la mujer en la profesionalización de la transportación, generando un impacto positivo en la cultura organizacional, puesto que fomenta la equidad de género e igualdad de oportunidades.
La Empresa de Pasajeros aplaude la labor que cumplen las madres vinculadas al campo de la movilización de pasajeros, como las trabajadoras de esta institución pública, quienes cada día promueven un servicio de calidad a los usuarios.